Profanando lo sagrado [privado Shen]

por **Radamanthys** Sáb Abr 05, 2014 6:15 am

El sedentarismo no era lo del rubio por más que intentaba mantenerse quieto no podía estar mucho tiempo en un solo lugar y eso se debía al estilo de vida que había llevado anteriormente.
Sin dudarlo mucho se montó en su motocicleta y como si la aventura lo llamara se adentró en la zona de los templos.

Se estaciono fuera de uno en específico, el templo de la luna. No dio mucha importancia a lo sagrado que podría ser el lugar, pues había quedado maravillado por aquellas construcciones, sin duda alguna ese lugar podría ser la locación perfecta para alguna escena romántica o algo bastante hermoso. Subió las escaleras mientras miraba a todos lados, como de costumbre sus ropas consistían en una chamarra de piel, unos jeans gastados color negro y una musculosa color blanco, su pañoleta roja adornaba esta vez su cabeza, cubriendo sus rubios cabellos.

Habiendo subido hasta la mitad de las escaleras que daban al templo algo llamo su atención, un reflejo cristalino no muy lejano, quería saber de qué clase de estanque se trataba, así que ignorando el cordel que generalmente era para delimitar terreno sagrado en los templos, terreno que solo los monjes podían pisar, se adentró en aquel majestuoso jardín mirando a todos lados, dejando las huellas de sus botas en la tierra que cubría e lugar.

Soltó un silbido sin afán de ocultar su presencia en ese lugar mientras sus manos entraban en las bolsas de su chaqueta —pero miren nada más, que gran jardín tenemos acá….casi tan hermoso como el edén diría yo, no me extraña que mantengan a los demás alejados de este lugar— Radamanthys siguió con su camino hasta toparse con aquel lago que brillaba como majestuoso espejo reflejando la luna llena del firmamento nocturno, por alguna razón las estrellas se veían insignificantes ante aquel reflejo de la luna en el lago.

Aquella majestuosa escena le cautivo mirando el lago, de repente de este saltaron unas carpas muy peculiares a lo cual el otro simplemente sonrió al verlas de forma traviesa hablándoles un poco.
—eh, ustedes dos, será mejor que no me provoquen, que no he comido nada y podría asarlas— dijo bromeando con los peces, el lugar estaba rebosante de energía espiritual, él podía sentirlo.
—Me pregunto qué historia podrían contarme mis peculiares amigos— dijo mirando a las carpas nadar, mientras se sentaba a la orilla de aquel espejo de agua un tanto hipnotizado por el reflejo de la hermosa luna.

por **Shen M. Lune** Mar Abr 08, 2014 7:55 pm

Hacía mucho que el sol se había despedido en esa parte del mundo, dejando que madre Luna se posicionara sobre el cielo nuevamente como cada noche, pero aun así su cuerpo seguía reposando dentro del templo, durmiendo de manera pacífica mientras los suaves rayos de luz de Luna entraban por los tragaluces, iluminando suavemente toda la habitación como si fuese de día, arrullando aun mas su cuerpo que apenas y se removía. Pero aun así parecía que no deseaba despertar, abrir sus ojos y extender sus alas para surcar el cielo para hacer aquel rondín alrededor del templo.

Y se hubiese quedado de esa manera hasta media noche si un suave vibrar de hilos que se rompían creando una honda de ecos en toda la habitación no hubiesen sonado, provocando que aquellos ojos plateados se abrieran de golpe, observando cómo las maderas con sellos se mecían de lado a lado, alertándolo de un intruso en el área sagrada, pero su cuerpo se quedo inerte un momento, ya que era algo nuevo para él, sin saber si aquello era un sueño o no, pero al reaccionar se levanto exaltado, saliendo de aquella habitación mientras sus hermosas alas platinadas se exponían sobre su espalda, aleteando suavemente un momento antes dar un salto fuera del templo, aleteando con gran fuerza para impulsarse, volando libremente por el cielo despejado, mientras se acercaba a la zona más preciada para él.

Era un lugar simple a primera vista, un jardín para muchos, pero lo más importante era ese pequeño lago, más parecido a un estanque, el cual era lo único que realmente lo unía con su madre, y la sola idea de que alguien se había atrevido a profanar aquel lugar lo hacía enojar y preocuparse.

Al llegar al lugar su cuerpo se mantuvo suspendido en el aire, observando aquel cuerpo mientras hacía aparecer aquel arco de luz azul en su mano, formando una sola flecha la cual iba solo como advertencia al ser disparada para fallar a propósito, pero la cual se clavo entre el insignificante especio entre ambas piernas -/¿Quién eres?/- hizo escuchar aquellas palabras en la cabeza de aquel rubio mientras decencia, dejando que sus pies reposaran sobre el agua, creando una delicada honda en el liquido. Y ante su presencia, aquellos dos únicos seres vivientes en aquellas aguas, se pusieron bajo sus pies, empezando a nadar en círculos, mostrando sus colores, blanco y negro, como el ying yang y la figura de la luna se mostraba en todo su esplendor, bañando su cuerpo con aquellos rayos de luz.

-Tus intenciones- Esta vez dejo que su voz saliera de sus labios, manteniendo aquel arco en su mano.

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