Coincidential meeting [Priv. Red]

Un día después de mi primera visita a aquel lugar tan adorable, me encontraba en un fin de semana, por lo que había bastante más gente que de costumbre por los lares. Yo, como siempre, me encontraba en un principio con mis mascotas, jugando un poco con ellas. Hoy era uno de esos días en los que estaba tremendamente aburrido y, además, quería pasar un rato con al menos los tres que puedo sacar a pasear.

Fue dicho y hecho. Con una chaqueta y con una correa para cada uno empecé a caminar por las calles. Normalmente los gatos suelen ser más cómodos y no andar, pero todo eso se arregla jugando un poco con su instinto... en el sentido más mío de la palabra. Es decir, usaba un poco de mi querido olor para convencerla, porque es hembra, y así lograba que todos quisiesen caminar.

Llegamos hasta a un parque con otros animales por ahí, tal y como yo esperaba. El perro estaba a punto de salir corriendo a jugar, mientras que la gata desviaba su mirada hacia otra dirección. Cada uno quería ir con sus amigos, mientras que el zorro, como siempre, me miraba con cara de decir: "¿vamos a jugar?"

Y fue nada más encontrar un lugar donde poder estar sentado y observarlos con precaución y con la seguridad de que reconocen mi olor y que están adiestrados para encontrarme por él, que dejé a los animales libres por el parque. Cada uno fue con los de su especie y el zorro se quedó conmigo, subiéndose a mi regazo y relajarse poniéndose boca arriba para que le hiciese cosquillas. Tras recoger las correas de los animales, empecé a hacerle caso como quería. Era agradable pasar el rato con ello. Mucho más que con lo que otros llamarían "amigos". Además, un pequeño cambio de aires y no ir a mis relaciones habituales podría irme bien.

Ese día se había  despertado por su estómago que le rugía exigiéndole alimento . Después de desperezarse, pues ni por dulces le apetecía moverse del calor y la comodidad que la cama le daba,  siguió su rutina de asaltar la cafetería de la academia para después darse un buen baño con burbujas y tras alistarse  para dar un paseo salió en busca de algo entretenido que ver o hacer.

Actualmente se encontraba paseando por las calles de la ciudad cerca de un parque, como llamaba un poco la atención con la ropa que llevaba decidió entrar al parque para que parasen de mirarle. Igual no era tan común vestir como él lo hacía...se había decidido a llevar  una chaqueta rojiza con un extraño gorro de oso puesto, para hacerle algo de sombra, con una camisa de manga corta fina, pantalones vaqueros negros junto con unas deportivas de bota rojas.  Decidió ignorar esto para fijarse en el parque en el que había entrado, bastante amplio para su problema de orientación aunque era bastante hermoso pues contaba con la clásica zona infantil con columpios, tobogán, anillas... y también para su gusto, contaba con una zona arbolada ideal para picnics y demás actividades al aire libre.


Sin prisas se acerco a la zona arbolada llamándole le atención un aroma muy extrañamente dulce que estaba seguro de no haber olido jamás un aroma como ese, se acercó curioso al punto donde el olor se hacía más fuerte para ver una cabellera castaña algo revuelta. Aprovechando que no hizo ningún ruido se le acercó sigilosamente por detrás hasta estar lo suficientemente cerca de la oreja ajena soplandole en esta algo divertido y entretenido, sin notar la mascota que este sostenía.

El pequeño zorro estaba jugando a medida que le iba acariciando. Eve es realmente mona (es hembra) y de vez en cuando se estiraba en mis piernas para relajarse más. Yo sonreí a medida que mi mascota se iba relajando hasta llegar a acabar adormilada. Fue en ese momento en que sentí una sensación de frío por mi oreja. Tomé a Eve rápido en mis brazos y me levanté. Sujetándola con un brazo, me llevé la mano del otro a la oreja e intente respirar tranquilamente para ver cómo actuar ante este tipo de situaciones.

Con Eve en mi brazo me di media vuelta y encaré al joven. Me quedé ciertamente sorprendido. Aquel cabello negro azabache y los ojos escarlatas me resultaron especialmente lamativos. Si no fuese porque ahora mismo estaba realmente molesto con él, lo cierto es que no me habría importado hablar un rato con él, ya sea de forma oral o de forma "gestual", por así decirlo. Se podría decir que era un tanto afín a mi gusto predilecto en lo que al aspecto físico se refiere. Una pena que me haya fastidiado de ésa manera...

- ¿A qué ha venido eso? -dije con una mirada bastante fija dirigida hacia él-. Para empezar, ¿quién eres?

Dejé a Eve en el banco para que reposase, no sin antes lanzarle otra mirada asesina al chico. ¿Quién se creía que era? Si no fuese porque iba con Eve, Mark (el perro)y Susan (la gata), ahora mismo estaría haciéndole sentirse completamente inferior, pues es como es realmente. Pero debía contenerme. No importa cómo, debía evitar descontrolarme por los otros que estaban ahí, más bien, ellos tres.

- Solo por si acaso  -señalé a Eve cuando me reincorporé de nuevo para mirarlo-. A ella no la tocas. ¿Estamos?

Bastante me había molestado ya como para encima dedicarse a despertar a Eve ahora que había logrado relajarse y dormir un poco.

Se quedó arrodillado mirando la escena algo entretenido por la reacción del castaño, se esperaba un susto pero que saltara le entretuvo más de lo que imaginaba. Poco a poco se levantó del suelo sacudiéndose las rodillas antes de incorporarse y quedar frente a frente, fue entonces que se percató de los animales quedándose embobado con el pequeño zorito que este cargaba.

Fue cuando el castaño le habló que recordó que hacía ahí y el porque  del cabreo que el chico cogió. - Pues estabas ahí, yo aquí, olía bastante dulce y me entraron ganas de ver cual era tu reacción- Le respondió tal cual le vino encogiéndose de hombros sin mucho problema de decir lo que pensaba sin ningún pudor.

Suspiró resignado pues fue su culpa - Normalmente no te lo diría pues no dijiste el tuyo pero fue mi culpa. Soy Red-  Se presentó echando una ojeada al zorit@ que dejo en el banco que se veía adorable durmiendo tan tranquilamente , ciertamente le desconcertó que le advirtiera aunque sonaba más a amenaza...

- Como quieras solo pasaba por aquí -Le dijo restandole importancia al asunto se dirigió hacia el castaño. Cuando estuvo más cerca le impresionó un poco sus ojos esmeraldas evitando pensamientos extraños le miró fijamente a los ojos mientras le silenciaba poniendo su propio dedo índice en los labios ajenos --Deberías bajar el volumen, sino se despertará señor por si acaso.- Acabó de decirle con una pequeña sonrisa ladina antes de voltear para asegurarse que siguiera durmiendo el/la zorit@. Hasta que volvió a notar el aroma dulce que le llamó la atención - Sabía que el olor venía de aquí aunque no esperaba que de ti.- Algo extrañado se separó un poco colocando sin darse cuenta el indice que estuvo en los labios del castaño ahora en los propios

¿Pero de dónde ha salido éste? ¿Se acerco aquí porque olía dulce? ¿Es que acaso tiene una obsesión con los dulces? ¡Eso no tiene ni pies ni cabeza! O... Por otra parte... Considerando que en Somerset la gran mayoría de estudiantes son unos obsesos de la actividad sexual (y yo tambien, por cierto), no sería muy extraño que hubiese alguien obseso con otra cosa que no sea éso. Sin embargo, sí que me noté un poco cohibido al ver que no se cortaba un pelo, a pesar de que no mostraba el respeto que merezco por el simple hecho de ser yo. ¿Quién se creía que era? En serio. Si no fuese por Eve, ya le tedría bajo mi merced.

Me puse un poco rojo cuando el chico llamado Red llevo un dedo a mis labios y luego, tras dar una noticia alarmante, se llevó ese mismo dedo a los suyos de forma extremadamente inocente. Este chico... ¿Me está intentando tentar a propósito? No creo. De ser así, sería más directo. Es como sí no fuese realmente consciente de lo que hace. Pero lo importante no era éso, sino el hecho de que tenía un gran olfato. ¿Podía notar mi olor con tanta felicidad? No era el afrodisiaco, eso estaba claro. Pero independientemente del caso, me preocupaba que pudiese ser rastreado con tanta facilidad.

- ¿Sabes que te podría denunciar por acoso al haberte tomado tantas confianzas?  -suspiré. Era lindo y parecía frágil, pero era realmente complicado de tratar-. Dijiste que tu nombre era Red, ¿no? Yo soy Emil  -paso de decirle nada más que mi nombre en cierto sentido-. He visto que tienes un cierto interés por Eve.

Me acerqué al animal y me volví a sentar a su lado para dejarla reposar en mi regazo una vez más, tomándola con suavidad. Ya que estaba, podía matar el tiempo con él. Podría ser una forma interesante de relacionarse. Al ser más raro que un ocho, lo cierto es que podía usarlo para experimentar nuevas posibles situaciones en mi libretita. Veamos... A juzgar por cómo me detectó, puedo deducir que es un pequeño obseso de los dulces.

- ¿Tanto te gustan los dulces?  -pregunté, aunque la pregunta era obvio-. ¿Por qué no te haces pastelero? Podrías ganar dinero y quedarte con algún pastel. Hay lugares que te podrían preparar  -aunque, en ese aspecto, Somerset no era precisamente el mejor lugar para ello... Eso y que no era precisamente el más avispado del mundo en el campo sexual, hicieron que me dijese a mí mismo "no puede ser de ese sitio".

Eve se fue despertando poco a poco y cuando abrió los ojos y vio a Red tuvo una reacción interesante. Tímida, el animal se acercó a mí y escondió la cabeza dándole la espalda al otro. Internamente me reí de ello. Después, sin embargo, se atrevió a acercarse hasta el punto que saltó de mi regazo y se quedó a sus pies. Eve lo observaba, como si estuviese analizando y preguntándose si conocía al chico de antes o si, en caso de no serlo, era alguien malo. Si no fuese porque se queda mucho tiempo mirando, diría que es muy inteligente. Solo puedo decir en su defensa que le gusta mantener la guardia.

- Le has picado la curiosidad a Eve -dije, sonriendo al animal.

Aún con el índice en los labios se hacía el indiferente sin mucho esfuerzo -¿Acoso? Si no tienes pruebas por tanto te podrían acusar de calumias- Alejó el dedo de sus labios colocando detrás de su propia espalda ambas manos mientras le obsequiaba con una sonrisa algo malévola.

- Aunque no en la mejor situación, mucho gusto Emil- Su actitud cambió a la que acostumbraba a llevar con su semblante neutro e inclinándose un poco pues lo primero eran los modales. -¿Eh? a-ah el zorrito...es muy pequeño, parece muy esponjoso y suave....-Iba diciendo bastante emocionado mirándole con bastante emoción, pues los animales era un tema que le llegaba y tocaba profundamente sin poder disimularlo ni esconderlo no importaba lo que tratase que siempre salía a la luz.

No perdió de vista al castaño cuando se acercó al zorrito nombrado "Eve" aún desconocía el sexo del zorrito. -Me agrada más que me regalen los dulces que no tardaré en comer - Le dijo encogiéndose de hombros  fijando su vista en el pequeño animalito. -En  Somerset no se hacen pasteles- Ladeó la cabeza ligeramente a un lado bastante extrañado y confuso, pues no sabía de ello tan solo asistía a las clases que le pagaron nada más.

Se sobresaltó un poco tapándose como reflejo la boca con ambas manos,al notar como se iba despertando el pequeño animalito, sin poder evitar llenarse de ternura al ver como abría los ojitos con dulzura y gracia. Notó como con más confianza el pequeño animalito se acercó a sus pies. Le intentó calmar sonriéndole dulcemente mientras se acuclillaba para quedar a su altura y rascarle por detrás de la oreja con cuidado.