Kiss the Host [Priv. Koschei]

Había sido una mañana demasiado larga. Las clases con los chicos habían sido como siempre, aburridas. Les había dejado que copiasen de las diapositivas que había preparado previamente mientras él se quedaba observando el panorama de la clase, fichándolos. Sabía que había al menos dos que tenían una idea de qué iba la cosa, el resto no comprendía ni siquiera dos palabras de lo que estaban copiando. Y lo peor, para ellos, era que a Koschei le importaba bien poco que lo entendieran o no. El que aprobasen su asignatura cuando les hiciera el examen no era algo que le quitase el sueño. Así que había esperado a que terminasen de copiar y preguntó si tenían alguna duda. Nadie levantó la mano. Mejor para él.

Luego se había quedado ahí durante el almuerzo, mirando un capítulo de los teletubbies sin ir a la cafetería, no tenía ganas de comer ni de enfrentarse al ángel caído que resultaba ser su pareja. Sabía que al moreno no le interesaban especialmente aquellos dibujos así que prefería verlos en la soledad de aquellos momentos, que además eran los únicos tranquilos que tenía durante todo el día, incluso tras regresar a su casa, su vida era un caos.
Al final del almuerzo, un alumno suyo había llegado y entregado un trabajo voluntario. Genial, más cosas para hacer. Sin embargo, lo recogió y se fue, tenía un poco de tiempo antes de su clase con los... especiales así que podía echarle un vistazo en la sala de profesores.

Así pues, se levantó y fue a dicha sala, entrando para encontrarse con la estancia vacía... o casi vacía. Escuchó la voz que le saludaba y no tardó ni medio segundo en identificarla. Era Theta, como no. Esbozó una tenue sonrisa y cerró la puerta, pasando al interior de la sala sin molestarse en responder, limitándose a acercarse al ángel caído. Sigiloso, como siempre, se colocó detrás suya, acariciándole el hombro izquierdo con una mano para luego desplazarse hacia la derecha y tomar asiento a su lado.

-Hola. -Saludó entonces, dejando los papeles a una prudente distancia de los del moreno para que no se mezclasen con los trabajos de historia.- Pensaba que ya estarías en clase. -Comentó en voz baja, clavando su mirada dorada en el otro.

Dejó que el otro fuera hablando sin prestarle realmente atención. Sabía que podía enrollarse bastante contándole su vida y que no habría examen para saber si le había escuchado atentamente o no, así que se limitó a dejarle hablar mientras él iba ojeando los papeles que tenía el moreno por encima de la mesa. Parecían más trabajos, todos con bastante rojo en las correcciones. No creía que los alumnos lo hubieran hecho muy bien en ese trabajito. Luego era él el malo que suspendía a los alumnos así por las buenas. Soltó un pequeño suspiro y clavó su mirada en el otro justo cuando cerró la boca. Bien, lo había hecho a tiempo para que no se notase la treta.

Vio la mano de su pareja acercarse al papel de su alumno y lo agarró contra la mesa, arqueando una ceja sin apartar sus ojos de los ajenos. ¿Se lo dejaba o no se lo dejaba? No quería escuchar quejas por su parte, pero si se leía el trabajo, sería capaz de decirle que aprobase al alumno si estaba realmente bien. Carraspeó suavemente y levantó la mano, permitiendo que se llevase las hojas que le habían sido entregadas para la corrección. Lo cierto es que, según lo que había tenido tiempo de ojear antes de entrar ahí, no pintaba nada mal el trabajo. Interesante incluso.

-Digamos que las clases han ido y que he sobrevivido a ellas un día más. -Explicó vagamente, apoyando la cabeza sobre una de las manos mientras se recostaba un poco sobre la mesa.- Posiblemente lo más interesante del día ha sido la cara del alumno que ha venido a entregarme el trabajo, parecía un tanto asustado incluso. -Añadió en un tono burlón, esbozando una media sonrisa de las suyas, que expresaban un "y bien que hace en tener miedo" bastante obvio. Marcó con la mano un ritmo de cuatro durante unos instantes y luego soltó un tenue suspiro.- Pero bueno, ya solo quedan unas horas y podemos regresar a casa. ¿Me esperarás a la salida o te irás antes para ir preparando la cena como buen ama de casa?

Nuevamente, en el tono de su voz, gestos faciales y sonrisa había una gran burla. Solo que esta vez, también había cierto cariño que se molestó en esconder para que no se notase, por si alguien entraba o cualquier cosa. Tampoco le gustaban los actos públicos de cariño, así que el otro tenía que tener más que claro hasta qué punto hablaba en serio el Grim Reaper.